Para vivir
como guerreros necesitamos abrir el corazón. Con un corazón abierto y sensible,
la vida se abrirá ante nosotros y florecerán las experiencias. Aunque podemos
experimentar ese corazón abierto de forma espontánea en muchas circunstancias,
también podemos entrenarnos como guerreros para abrir y mantener abierto ese
corazón.
El ejercicio que proponemos tiene más de dos mil años de antigüedad, y ha sido utilizado por infinidad de guerreros a lo largo de la historia para abrir el corazón en nosotros mismos y hacia los demás. Puedes experimentar realizando este ejercicio durante un tiempo para comprobar si te es útil:
El ejercicio que proponemos tiene más de dos mil años de antigüedad, y ha sido utilizado por infinidad de guerreros a lo largo de la historia para abrir el corazón en nosotros mismos y hacia los demás. Puedes experimentar realizando este ejercicio durante un tiempo para comprobar si te es útil:
Busca un lugar
tranquilo y repite una y otra vez las frases que te propongo más adelante
durante diez o quince minutos, una o dos veces al día. Es importante tener paciencia
con este ejercicio, pues a menudo, al principio, puede resultar extraño e
incluso provocarnos irritación. Si nos sentimos incómodos o irritados, tenemos
que ser amables con nosotros mismos, aceptando lo que surja en nuestro interior
y no rendirnos ante esos primeros obstáculos. Con un poco de práctica podremos
comprobar como conectamos con ese punto sensible en nuestro interior.
Siéntate en una posición cómoda. Relaja el cuerpo. Deja que tu mente se calme, dejando proyectos y preocupaciones para más tarde. Cuando estés más tranquilo, repite en silencio para ti mismo las frases siguientes:
Siéntate en una posición cómoda. Relaja el cuerpo. Deja que tu mente se calme, dejando proyectos y preocupaciones para más tarde. Cuando estés más tranquilo, repite en silencio para ti mismo las frases siguientes:
Que sienta ternura en mi corazón
Que me encuentre bien
Que me sienta en paz
Que sea feliz
Al repetir las frases
puedes evocar alguna imagen en tu mente que te inspire a abrir tu corazón: imagínate
como un niño pequeño que es amado y cuidado; o imagínate como eres ahora
sintiendo ese cariño que recibes de otra persona o incluso de tu mascota;
siente y mantén ese corazón abierto y sensible, abierto a la vida. Acompaña las
palabras con tus sentimientos. Busca las palabras y las imágenes más adecuadas
para ti, las que más fácilmente sientas que abren tu corazón, o que te
recuerdan algún momento en que se abrió de forma espontánea. Repite las frases
una y otra vez, dejando que las palabras y los sentimientos de ternura
impregnen tu mente y tu cuerpo.
Cuando te
sientas preparado, puedes poco a poco incluir a los demás en tu ejercicio.
Después de dirigirlo hacia ti mismo, escoge alguien que realmente te haya
cuidado en la vida. Imagina a esta persona ante ti y repite esas mismas frases
dirigidas hacia ella: “Que sienta ternura
en su corazón, Que se encuentre bien...” Cuando sientas tu corazón abierto
hacia esta persona, incluye poco a poco a otras personas queridas, recitando
las mismas frases dirigidas a ellas, despertando en tu interior esa ternura
hacia ellas.
Conforme avanzas en
tu práctica, puedes ir incluyendo a otros amigos, conocidos, gente que te
rodea, animales, y a toda la tierra y a todos los seres, abriendo tu corazón
también hacia todos ellos. Incluso, cuando ya tengas más confianza con este
ejercicio, puedes incluir a gente que no te caiga bien o que te hayan causado problemas,
abriendo tu corazón también hacia ellos. Con un poco de práctica serás capaz de
incluir en los quince minutos de tu ejercicio a todos los seres, desde ti mismo
hasta todo el planeta.
Una vez que
te hayas habituado a practicar en tu lugar tranquilo, puedes llevar a cabo este
ejercicio en cualquier lugar y en cualquier momento: en el autobús y el metro,
en la sala de espera del médico o en una cola, mientras esperas a alguien, y en
cualquier otro momento en que dispongas de unos minutos libres. Si practicas
este ejercicio habitualmente, sentirás como cada vez tu corazón está más
abierto y conectado con todo lo que te rodea y contigo mismo. Vivirás tu vida
como un guerrero abierto, tranquilo y sensible, que fluye con la vida en lugar
de luchar contra ella.